31 jul 2010

EL PEOR PAPEL DE PAULINA URRUTIA

Las dudas sobre su gestión en el Ministerio de Cultura

Fue uno de los tres secretarios de Estado que estuvo todo el gobierno de Bachelet. Pero hoy la Contraloría realiza tres investigaciones paralelas a su gestión. Comidas con invitados falsos, entrega de recursos de manera poco rigurosa, deudas por $1.500 millones, funcionarios contratados que nadie conoce, rendiciones mal hechas y un profundo desorden administrativo, la tienen en la mira.
Por Francisco Torrealba en REVISTA DEL SABADO del 17 de julio de 2010


Entre las fuertes réplicas que remecieron el robusto Salón de Honor del Congreso, el pasado 11 de marzo

para el cambio de mando, varios de los ministros que dejaban el gobierno junto a Michelle

Bachelet felicitaron a su colega Paulina Urrutia, de Cultura, por ser una de las pocas que sobrevivió todo el mandato.

Junto a Andrés Velasco y Patricia Poblete eran los únicos que hace justo cuatro años habían estado ahí mismo para jurar como secretarios de Estado y ahora escoltaban a la ex Mandataria mientras dejaba el Parlamento, tras entregarle la banda presidencial a Sebastián Piñera.

La actriz

de 41 años fue una de las preferidas de Bachelet y en las evaluaciones que hacían en el segundo piso de La Moneda casi siempre ocupaba los primeros lugares, sobre todo, por su popularidad. Por lo mismo -comenta un ex asesor de Bachelet- era muy difícil que la sacaran del gabinete, pese a que sus dos últimos años estuvieron salpicados de denuncias e investigaciones por irregularidades en su ministerio.

Autodenominada como "la persona que más sabe de política pública cultural" en Chile, Urrutia le heredó una pesada carga a su colega y amigo Luciano Cruz-Coke.

Cuando éste y las nuevas autoridades se instalaron en las oficinas del Consejo Nacional de la Cultura en la plaza Sotomayor de Valparaíso, ni la impecable vista al puerto les sacó una sonrisa.

Nadie de la administración anterior les había avisado que el ministerio estaba en Dicom -clasificado en la peor categoría de todas, la G- por deudas cercanas a los $1.500 millones. No podían ni siquiera tomarse un café, porque hasta el proveedor de abarrotes los tenía vetados. Menos, pensar en contratar algún servicio.

Rápidamente, la nueva jefatura sacó cálculos y descubrió que sólo desde 2008 les debían a 589 proveedores. Agencias de viaje, hoteles, medios de comunicación, universidades, editoriales, entre otros, estaban en la lista.

Lo que más dolores de cabeza ha traído esta situación es que para saldar muchas de las deudas -algunas que se venían arrastrando desde hace dos y tres años, incluso desde 2006-, han tenido que echar mano a recursos que estaban destinados para otros fines.

Un caso emblemático es el de una deuda de $3 millones a un hotel de Santiago de 2008. En el ministerio que encabezaba Urrutia demoraron el pago de la factura, porque entre este documento y la orden de compra había un peso de diferencia, aseguran fuentes de la actual administración.

Con ese panorama, Cruz-Coke creó una unidad especial para identificar a todos a quienes les debían, de manera de hacer un calendario para pagarles o, en el peor de los casos, repactar.

Hoy la deuda ya bajó casi en un tercio, en Dicom están en la categoría A -sin riesgo- y los proveedores les reabrieron las puertas.

Al revisar documentos, facturas y órdenes de compra, aparecieron nuevas sorpresas que en parte, explicaban por qué costaba tanto cuadrar los números.

Por ejemplo, la administración de Urrutia pagaba sagradamente, mes a mes, $380 mil por el arriendo de un departamento en calle Quito, en el centro de Santiago. No sólo el alto monto les llamó la atención -casi ningún inmueble del sector vale eso-, sino que cuando lo fueron a conocer no había nada ni nadie. Es decir, el Consejo Nacional de la Cultura -cargado al Programa de Extensión Cultural que depende directamente del ministro o ministra- pagaba por un departamento en el que no vivía nadie y que ni siquiera tenía muebles. Más encima, se debía el arriendo desde enero.

Otra de las sorpresas que se llevó Cruz-Coke estaba en su propio gabinete. Según los registros internos, 94 personas trabajaban ahí, siendo que de acuerdo a sus propios cálculos debían ser, a lo más, 20. Ahora se está revisando qué labores desempeñaba cada una, porque se cree que podría haber casos de duplicidad de funciones.

Los primeros chequeos arrojaron que a tres trabajadores simplemente nadie los conocía en el ministerio, que nunca habían puesto un pie en las oficinas y que no existía documento o acta que acreditara que hayan hecho trabajo alguno.

También detectaron el caso de la encargada de la cartelera cultural de Santiago, quien recibía mes a mes más de $400 mil por su trabajo, pese a que hace varios años vive en Alemania.

Cruz-Coke ya se ha reunido dos veces con el contralor Ramiro Mendoza para entregarle antecedentes, y pese a su cercanía con Urrutia, planteó que debido a la gravedad de los hechos confía en que se investigue y sancione a todos los responsables, sin importar la relevancia de sus cargos.

"El Consejo estaba mal liderado políticamente. Hubo cuatro subdirectores designados a dedo por el Partido Socialista y la ex ministra Urrutia no hizo nada para evitarlo. Acá todos, sin excepción, tendrán que asumir su responsabilidad política, administrativa y eventualmente penal", dijo el ministro.

Caracterizada por una personalidad de altos y bajos, en el Congreso recuerdan que varias veces Urrutia los descolocaba con sus cambios de ánimo. "Una vez, para una discusión de la ley de Presupuesto, la ex ministra llegó casi eufórica, al rato nos ignoraba, después nos decía que no podíamos dejar a los artistas de Chile sin recursos, casi como amenazándonos, y resulta que no era capaz ni de explicarnos bien para qué quería la plata", comenta un diputado de la Concertación.

"A mí a veces me daba risa. Algunos días llegaba muy cariñosa, te saludaba de beso y abrazo, se sentaba a conversar contigo, y otras veces pasaba al lado tuyo y ni te miraba", agrega otro legislador de la oposición.

Un rasgo de Urrutia recordado por un ex ministro es que en ocasiones se ufanaba de su amistad con la Presidenta Bachelet y que varias veces dijo que sólo por esa relación había aceptado trabajar en el servicio público, desechando varias ofertas del sector privado.

INDOLENCIA

¿Por qué en una institución relativamente pequeña, en comparación con los demás ministerios, se manejaban tan mal las cosas? En la actual administración y en el oficialismo, no hay dudas en apuntar contra Urrutia.

"Esta situación es lamentable, porque en este país es muy difícil hacer cultura y eso lo saben, sobre todo, quienes han estado involucrados en el medio, como la actriz Paulina Urrutia. A fin de cuentas, la señora Urrutia se dedicó a despilfarrar recursos, en vez de cuidarlos, lo que demuestra gran indolencia de su parte", dice el diputado RN Joaquín Godoy, uno de los que ha impulsado las indagaciones en el ministerio.

Algunos funcionarios que siguen en el Consejo y que trabajaron con la ex secretaria de Estado, comentan que ella casi no se involucraba con sus colaboradores, que no le gustaba inmiscuirse en el manejo interno de la cartera y que en oportunidades no se apegaba a las normas administrativas, por ejemplo, a la hora de asignar fondos de manera directa, algo que también está siendo indagado por la Contraloría.

Las anomalías se daban porque para recibir dineros sólo bastaba con enviarle una carta a la ministra y solicitarlos. La discrecionalidad y la falta de evaluación se está examinando, en especial porque, por lo poco riguroso del proceso, muchas de las rendiciones de los gastos se rechazaron por estar mal hechas. Otras se perdieron o simplemente no se hicieron, por lo que el Consejo de Defensa del Estado deberá intervenir para que se restituyan los fondos.

LOS ALMUERZOS DE BARRIOS

En los próximos días Cruz-Coke anunciará al nuevo subsecretario. Se tratará del sexto en cuatro años y el segundo de este gobierno tras el breve paso de Nicolás Bär, quien estuvo apenas tres meses en el cargo. En el Consejo se comenta que el ministro elegirá a alguien de un perfil más técnico para que ordene la casa y no repita los malos manejos del pasado, que tienen entre sus protagonistas estelares al socialista Arturo Barrios, ex subsecretario de Cultura.

Su gestión todavía es analizada por la Contraloría y ya fue sancionado en 2009 para ejercer cargos públicos por tres meses, por el uso irregular de un auto fiscal.

Ahora se están evaluando sanciones por el uso de gastos de representación, protocolo y ceremonial.

Uno de esos tantos hechos que la Contraloría está investigando es un almuerzo del 5 de junio de 2008 en el restaurante Portofino de Valparaíso para, supuestamente, "abordar detalles del Programa de Acceso Cultural, del Programa Chile más Cultura e Infraestructura Cultural", según consta en la rendición de gastos. Todo partió el 28 de ese mismo mes, día en que la jefa de gabinete de Barrios, para conseguir que le aprobaran el gasto de $163.400 que salió en la cuenta, incluyó entre los comensales al ex concejal Andrés Santander, a sus asesores Alejandra Arriaza y Eduardo Muñoz (el sucesor de Barrios), a la concejal Katrina Spaguetti (que en realidad se apellida Sanguinetti) y al dirigente de Salud Mario Mandiola. El problema estuvo en que ninguno de ellos era una autoridad superior a Barrios, por lo que según el estatuto administrativo no correspondía el pago. Ante esto, se detectó que la asesora del subsecretario simplemente cambió la nómina de invitados y agregó a la, por esos días diputada PS Isabel Allende
(hoy senadora), quien además es amiga de Barrios. El engaño quedó al descubierto al revisar la nómina de asistencia de la diputada a la Cámara y se supo que en la misma fecha en que según Barrios almorzaba con él, la parlamentaria se encontraba de viaje en Vietnam.

Por lo mismo, están bajo la lupa desembolsos por más de $2 millones 600 mil en comidas que Barrios justificó como gastos de representación. El denominador común de las cenas y lo que levantó las sospechas de la Contraloría, es que en su gran mayoría fueron con parlamentarios de la Concertación y el Partido Socialista, entre ellos el senador Camilo Escalona, quien fue invitado cuatro veces. Además, llama la atención que todas las reuniones se efectuaron entre enero y noviembre de 2008, periodo en el cual Barrios negoció su candidatura a diputado.

"Hubo un error ahí", dice el ex subsecretario sobre los gastos cuestionados, sin entrar en detalles. "Eso está en la investigación de la Contraloría, así es que no puedo referirme mucho a eso".

Sobre la deuda de $1.500 millones, parte de la cual se originó mientras él estuvo en la cartera, Barrios comenta que "no tengo información de eso, yo dejé hace rato la subdirección, eso hay que preguntárselo a Paulina Urrutia".

Pese a los intentos, la ex ministra no pudo ser ubicada ni por teléfono ni por mail.

Los resultados de ese sumario administrativo se deberían conocer, a más tardar, a fin de mes.

El ministerio pagaba $380 mil mensuales por un departamento. la investigación descubrió que ni siquiera tenía
muebles.

"No tengo información de eso", dice Arturo Barrios sobre las deudas del ministerio. "hay que preguntarle a Paulina Urrutia".